La Razón se hace eco de nuestra presentación en Barcelona
Tras hacer lo propio en Madrid y Valencia el pasado 1 de abril, será este viernes en el club Empel de la Ciudad Condal donde el colectivo dará a conocer sus intenciones.
Tras hacer lo propio en Madrid y Valencia el pasado 1 de abril, será este viernes en el club Empel de la Ciudad Condal donde el colectivo dará a conocer sus intenciones.
En breve nos veremos en Santander junto a la Fundación Nacional Francisco Franco, en Gerona y realizaremos un mes de noviembre llenos de actos y eventos para demostrar a este Régimen que Franco no fue lo que ellos nos quieren decir con “su verdad” que fue.
Hoy muchos juegan a comunistas de salón desde su iPhone, gritando “fascismo” mientras beben café de Starbucks y exigen la renta básica universal. Pero lo que no saben, o no quieren saber, es que si pueden hacer eso sin estar en un gulag, es porque Franco plantó cara al comunismo cuando había que hacerlo. Sin titubeos.
Hoy los sindicatos son oficinas de subvenciones, coros del gobierno de turno y refugio de liberados que no han dado un palo al agua desde que firmaron su primer contrato. Están más preocupados por defender ideologías que por defender trabajadores. Pero hubo un tiempo sí, ese tiempo maldito que algunos fingen no recordar, en el que la representación obrera era directa, efectiva y no estaba secuestrada por partidos ni intereses espurios. Ese tiempo fue el del Sindicato Vertical, durante el franquismo.
Nos han acostumbrado a políticos disfrazados de colegiales, a ministros en zapatillas y a manifestaciones que parecen fiestas de disfraces con purpurina y pancartas mal escritas. Pero hubo una época en la que la estética del poder imponía. En la que la presencia del Estado se notaba, se respetaba… y sí, se admiraba. Esa época fue la del franquismo. Y su imagen, lejos de ser un detalle menor, formaba parte de su fuerza. Porque Franco no solo gobernaba con firmeza: lo hacía con estilo.
En la España de hoy, decir “familia tradicional” es poco menos que invocar a Satanás en una reunión de progres. Los políticos se llenan la boca de “nuevos modelos” mientras dinamitan el único que de verdad ha funcionado: el de toda la vida. Padre, madre, hijos, responsabilidades claras y valores compartidos. ¿Y sabes quién sí defendía eso sin pestañear? Franco. Y por eso molaba.