La cruz del Valle: símbolo de fe, unidad y resistencia
El artículo publicado por OKDiario destapa lo que muchos ya intuíamos: que el llamado “plan de desacralización democrática” del Gobierno no es otra cosa que un ataque deliberado a la memoria de Francisco Franco y a lo que representa el Valle de los Caídos. En un nuevo episodio de revisionismo vengativo, se confirma que la gigantesca cruz, símbolo cristiano, símbolo nacional, símbolo eterno, también está en el punto de mira. No basta con vaciar de sentido el recinto; quieren reescribir la historia y ridiculizar a los que aún la recuerdan sin pedir perdón.
Lo que este Gobierno intenta disfrazar de “resignificación” no es más que profanación institucional. Treinta millones de euros , de nuestros bolsillos, por cierto, para convertir un mausoleo en una caricatura de museo ideológico, donde los responsables del odio de ayer se presentan ahora como víctimas eternas. No buscan verdad ni justicia: buscan venganza y espectáculo. Y para ello, nada mejor que derribar lo que permanece.
El Valle de los Caídos fue y sigue siendo una obra monumental de reconciliación, aunque les moleste. Allí están enterrados combatientes de ambos bandos. Allí se honra a los muertos con respeto, no con panfletos. Y allí estuvo, hasta que lo desenterraron como a un criminal de guerra, el hombre que salvó a España del comunismo y de la disolución nacional: Francisco Franco.
Porque sí, Franco fue quien detuvo la deriva suicida de una República que quemaba iglesias y fusilaba monjas. Franco fue quien reconstruyó un país en ruinas, quien evitó que España fuera satélite de Stalin, y quien dotó al país de estabilidad, desarrollo y grandeza. La cruz que corona el Valle no es solo un símbolo cristiano, es también el legado visible de una España que supo vencer el caos con orden, y el odio con unidad. Por eso les escuece tanto.
Y lo peor no es la izquierda: es la Iglesia. Los mismos obispos que debieron defender la sacralidad del recinto ahora lo entregan atado y bien atado. La Conferencia Episcopal ha cedido al chantaje político sin vergüenza. ¿Dónde están ahora los que hablaban de concordia?
El artículo de OKDiario confirma que todo este plan , que algunos ya califican de “Vallelandia progresista”, no busca otra cosa que dinamitar el recuerdo de Franco y lo que su figura aún representa para millones de españoles. Quieren que el Valle sea un mausoleo del arrepentimiento colectivo. Que pidamos perdón por haber vencido. Que reneguemos de nuestros padres y abuelos. Y que aceptemos que la historia empieza en 1978, con aplausos, globos y amnesia.
Pero no lo conseguirán. El Valle no es suyo. Es de todos los españoles. De los que cayeron, de los que construyeron, y de los que aún creen en algo más grande que el relato oficial. Podrán pintar paredes, poner vitrinas, sustituir monjes por guías turísticos. Pero no podrán borrar la piedra. Ni la cruz. Ni la verdad.
Y mientras la cruz siga en pie, también seguirá en pie la memoria de Francisco Franco. Inmóvil. Inalterable. Invencible. Porque los hombres pasan, pero la historia permanece. Y la de Franco, les guste o no, está escrita en piedra.