¿Cómo es eso de que los familiares de los represaliados de la Guerra Civil se ofendan por mencionarse el franquismo? Por Gerardo Núñez Durán

Y digo lo anterior por haber sido ese el peregrino argumento esgrimido por el ministro Torres para denunciar, ante la Fiscalía, a la reciente Plataforma 2025, por presunto delito de odio ¡Nada más y nada menos! Por ende, pasamos a descifrar los conceptos y eufemismos políticos, que hemos de tener presente, a la hora de calificar esta inaudita decisión ministerial como una actuación delirante propia de una moderna satrapía.

1º.- Ángel Víctor Torres, un socialista canario del aparato sanchista y amante de lujos privados, pero sin idea alguna sobre la guerra civil y el régimen de Franco, hasta el punto de sostener públicamente que durante el franquismo las mujeres no podían estudiar…, dudándose, en puridad, que este ministro nacido en 1966 haya acudido alguna vez a la escuela durante su infancia, salvo que fuera a un colegio privado, regentado por religiosos, los cuales no permitían por entonces los colegios mixtos. Y es que este canario fue nombrado ministro de Memoria Democrática por Pedro Sánchez (un socialista burgués sin moral conocida), quien hace treinta años, cuando acudía al religioso Colegio Universitario de El Escorial, desde Madrid, y pasaba diariamente frente al Valle de los Caídos, no le preocupaba ese monumento en absoluto, pues no consta que protestara por ello, pudiendo hacerlo, encadenándose, por ejemplo, ante las puertas de acceso, exigiendo su demolición o “resignificación”, como ahora se barrunta, como sí hacían por entonces los pobrecitos ecologistas para protestar por las plantaciones excesivas de pinos y eucaliptos, promovidas por la Administración forestal. Pues bien, al señor Torres se le atribuye recientemente el haber tenido a su disposición un piso amueblado en Madrid, apartamento que frecuentaban señoritas de alterne y compañía sexual, según asegura Víctor de Aldama, empresario que está cooperando con la Justicia. Curiosamente, el segundo del ministerio de Torres acaba de dimitir por estar relacionado con el gravísimo fraude económico de las mascarillas, curiosamente cuando Ángel Víctor Torres dirigía el gobierno autonómico canario coincidiendo con la epidemia del covid[1]. Otra irregularidad o lapsus inconcebible del ministro Torres es haber declarado hace dos semanas que abandonaba la política por padecer un cáncer; pero, sorprendentemente, hace dos días parece haber sanado pues presenta una denuncia ante la mismísima Fiscalía, acusando a una entidad privada de delito de odio, por declararse franquista o nostálgica del régimen acaudillado por el general ferrolano, lo que también resulta incongruente, pues parece que hablar sobre Franco sí tiene efectos milagrosos, al menos para el señor Torres, quien se ha curado en pocos días de su dolencia cancerígena; lo que constituye, sin duda, un récord digno de aparecer en el Libro Guinness o en las enciclopedias de Medicina…

2º. La Plataforma 2025 no es un partido político, ni siquiera una asociación civil aun formalmente constituida, sino un colectivo de personas que tiene por objetivo el recordar la figura histórica de Francisco Franco, un Jefe del Estado fallecido en el lejano noviembre de 1975, así como sus logros políticos y sociales desde, aproximadamente, 1939; siquiera contradiga in radice las tonterías propaladas al respecto por el Gobierno con el dinero de todos los contribuyentes, obviamente… En absoluto la finalidad de dicho colectivo ha sido -o es- el conmemorar la represión de la guerra y posguerra, pero… ¿quién es el canalla que sostiene lo contrario? Como digo, la Plataforma no es un partido político sectario, como lamentablemente hay varios en nuestra geografía, donde la directiva redacta el argumentario semanal que todos los miembros tienen que acatar y divulgar como meros autómatas. De hecho, la Plataforma se ha presentado en Oviedo, Valencia y Madrid, dando a conocer un libro editado por SND Editores, pero donde se plasma la opinión libre y contrastada de varios periodistas, historiadores, militares y escritores sobre la economía, la política y la sociedad de la época franquista, por lo que si alguien no le gusta tales opiniones es libre de no leerlo o incluso puede publicar otra obra donde se contradiga lo expuesto por tales autores. Nadie se lo impide ¡caray! Y es que la Plataforma –insisto- no es un partido político moderno, habituados, como sabemos, a denigrar o expulsar de su seno al disidente o al díscolo.

3º. Un delito de odio no puede ser entendido como una operación persecutoria contra determinadas ideas –y menos de contenido histórico-, pues nos introduciríamos de pleno en una tiranía sin regreso, disfrazada, para más inri, de democracia parlamentaria. Obviamente, en el seno del actual partido socialista sí existe la tentación de que España se convierta en una dictadura perpetua, que les permita a sus máximos dirigentes el progresar rápidamente en la escala social y económica, aunque para ello tengan que desvirtuar el sentido de nuestras leyes y hasta encarcelar a los españoles disidentes. Pero, una cosa es pensar eso y otra muy distinta actuar como verdaderos tiranos. Y es que el odio es definido por el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española como ‘Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea’. Por tanto, una vez repasados los discursos y conferencias impartidos en Oviedo, Valencia y Madrid por la Plataforma 2025 el único odio que observo en esta polémica es el manejado, paradójicamente, por el ministro Torres y sus asesores contra los denunciados, al denunciar penalmente a unas personas pacíficas que, hasta ahora, solo han hablado de las muchas obras hidráulicas construidas bajo el régimen anterior, de los muchos hospitales edificados de aquella, de los miles de viviendas o los cientos de poblados agrícolas levantados, de las abundantes leyes sociales que protegían las clases más menesterosas, del nivel de vida alcanzado por entonces y hasta de la potencia de las Fuerzas Armadas de aquella época. En consecuencia ¿cómo un ministro, utilizando las arcas públicas, puede denunciar con toda parsimonia a dichas personas por un delito de odio si no estuviéramos en una tiranía diáfana? Pues porque señores lectores ya estamos inmersos en una satrapía dictatorial, siquiera sea tácita y camuflada; y no solo se proclama así en la calle, como ha ocurrido este domingo en la ciudad de Burgos[2], sino que incluso se ha comentado en la prensa norteamericana, al publicarse que ‘Una nueva dictadura de extrema izquierda llega a Europa’[3].

4º. Que los familiares directos de los represaliados de la guerra puedan ofenderse por hablar los ciudadanos de los logros económicos y sociales alcanzados durante el régimen de Franco es una clarísima falsedad y maldad del moderno PSOE y sus acólitos para emborrachar propagandísticamente al novel electorado, pues prácticamente han desaparecido o son muy ancianos los hipotéticos ofendidos, habida cuenta que si hubieran nacido en 1935-1945, tendrían que poseer ahora unos 80-90 años de edad; pues casi puede asegurarse que ya no vive nadie que pudiera haber estado preso en las cárceles de la contienda, pues tendría hoy la friolera de 105 años de edad…

Curiosamente, en 1978, tras la desaparición del régimen franquista, no existía en la sociedad española esa sensación de ofensa sobre los represaliados de la guerra, como ahora han sacado de la chistera los magos del amoral socialismo hispano para vilipendiar, de paso, la derecha iletrada y timorata; sencillamente, porque los españoles habían definitivamente pasado página y los poderes públicos habían laborado desde 1945 para que existiera una reconciliación plena entre los españoles, sin que ocurrieran desigualdades ni discriminaciones. No en vano, en 1969, prescribieron todos los delitos cometidos durante la contienda; en 1976, se empezaron a reconocer derechos y pensiones a los republicanos derrotados; en 1977, se proclamó una amnistía general que comprendía incluso los delitos políticos de sangre cometidos hasta entonces; y, en 1979, se dictó la ley de pensiones para los familiares de muertos en la contienda, cualquiera que fuera su significación política. Poco, pues, quedaba por hacer. Pero hete aquí que en el año 2000 –y ante el riesgo de que el Partido Popular renovara su mandato por mayoría absoluta- la izquierda radical empezó a utilizar la estrategia de los desaparecidos de la guerra, como fórmula de domesticación social. Principalmente, porque la generación de la guerra estaba a punto de desaparecer y eso facilitaba sobremanera una nueva lectura de aquella tragedia, manipulando la Historia obviamente, tarea a la que contribuyeron bastantes escritores con pocos escrúpulos; incluso los partidos de derecha, tanto a nivel regional, local y nacional, cuando sus antepasados habían sido las principales víctimas de la guerra civil, pues fueron saqueados y masacrados en número infinito, siendo un porcentaje elevado de tales miles de muertos sometidos a bárbaros martirios y suplicios. Y es que estamos hablando, como mínimo, de unas 150.000 vidas sacrificadas, desde 1931 hasta 1952, mortandad que se dice pronto[4]. Y en este osario infinito de millares de españoles y hasta de extranjeros, nos encontramos frecuentemente con el martirio de incontables familias, con el asesinato de centenares de menores de edad, así como con la muerte de mujeres, ultrajadas muchas sexualmente, y hasta con la eliminación de centenares de ancianos. En fin, un récord de sangre de nuestra historia reciente difícil de superar, pues, en el vecino y querido Portugal, las guerras civiles nunca alcanzaron tal grado de sadismo y locura. Y todo este huracán de sangre inocente fue acompañado con un maremoto de latrocinios gigantescos, que nos sumió en la más completa ruina y pobreza en 1939. De hecho, toda la riqueza mueble de la zona republicana prácticamente desapareció por mor de la rapacidad de las autoridades rojas y las bandas armadas socialistas y anarquistas, entregando a una nación extranjera nuestras preciosas reservas de oro y plata, potencia que ni siquiera creía en la propiedad privada para mayor escarnio…

¿Y quién o quiénes fueron los mayores responsables de esta orgía de sangre y devastación? Pues quienes detentaban el poder nacional y local en la zona republicana. Y esa prerrogativa apunta directamente al PSOE y a sus terminales juveniles y sindicales. En realidad, los mayores criminales de la guerra civil, incluso contabilizando las muertes y delitos cometidos en ambos bandos. Le cabe, por tanto, al socialismo nacional el triste privilegio de encabezar el ranking de asesinos, ladrones y torturadores de la raza española en el siglo pasado. Que nadie dude de lo que digo, pues basta simplemente con entrar en la Causa General y leer los millares de sus folios para darse cuenta de la grandísima responsabilidad de esa entidad criminal guerra civilista llamada PSOE.

Pues bien, por un lado, nos encontramos con unos hipotéticos familiares que se sienten ‘dañados’ por hablar cosas normales sobre el régimen de Franco, cuando eso era lo corriente una vez muerto el generalísimo y cuando ninguno de tales individuos combatió en la contienda; ni siquiera pasarían, pardiez, por las cárceles del régimen, lo cual parece hasta lógico pues la media anual de reclusos en los últimos años del régimen caudillista era de solo diez o doce mil personas, frente a las 50.000 o 60.000 actuales. Por lo demás, detrás de estos lamentos artificiales se halla la extrema izquierda nacional, muy fanática e intransigente contra sus adversarios, habida cuenta que el antaño moderado PSOE está excesivamente colonizado por fanáticos de todo pelaje y condición, así como por legión de arribistas. Todo ello no cabe ponerlo en duda por su notoriedad.

Y si, a pesar de estas dificultades sobrevenidas, la derecha española se hubiera plantado a su tiempo, defendiendo y reivindicando la historia y memoria de sus ascendientes políticos –asesinados, repito, por miles- nada de esto hubiera pasado. Todo hubiera sido un sueño maniaco de cualquier socialista millonario, apellidado Zapatero, verbigracia. Pero al no suceder ni quererse así, los mercaderes están ya instalados definitivamente en el templo y no se van a ir del mismo por las buenas. Y es que hasta la tristísima Conferencia Episcopal les adula y rinde pleitesía, mostrándose presta para desacralizar una basílica monumental católica, ejemplo de grandiosidad y belleza, en contra de la mayoría de sus fieles y estando todavía vivo el recuerdo de millares de curas, monjes y obispos, masacrados vilmente entre 1934-1939 a manos de socialistas y sus compañeros de viaje ideológicos. Inaudita la docilidad episcopal ante sus antaño carniceros.

En definitiva, si España fuera una verdadera democracia y un consolidado Estado de Derecho, el excelentísimo ministro Torres sería forzado a dimitir de inmediato y puesto a disposición judicial por formular una denuncia falsa, pues aparte de la falsedad maliciosa de la misma, es regla procesal que antes de acudir a la acción penal hay que explorar el régimen sancionador de la legislación administrativa, ya que la vía penal es la última a emplear para restablecer el orden jurídico. Y digo yo que la Ley de Memoria Democrática posee un régimen sancionador, aunque sea tremendamente exagerado en clave pecuniaria, pues debiera aplicarse con carácter prelativo. Por eso, sostengo que nos hallamos de facto en una satrapía modernísima, aunque la Confederación Episcopal se sienta cómoda en ella, pues, al fin y al cabo, la opresión izquierdista la soportará como siempre el pueblo llano.

No en vano, la Memoria Democrática es solo una coartada para subvencionar concretos grupúsculos minoritarios, que comulgan con la ideología delirante del Consejo de Ministros, como lo corrobora la reciente adjudicación directa por un montante de 300.000 euros a un simple proyecto rojo-turístico de… ¡rutas del exilio republicano para adolescentes e imberbes![5]… Si no lo veo no lo creo, mis amigos lectores ¡Y, mientras tanto, muchos afectados por el volcán canario de 2021 y la DANA valenciana, sin percibir euro alguno! Mas, estaros tranquilos, compañeros, que la derecha no dirá ni pío sobre esta nueva golfería memorística, no sea que se enfade la fiera socialista…

Con todo, seguro que los ‘afortunados’ subvencionados tampoco aportarán nada sobre el tremebundo y gigantesco robo y saqueo de las arcas del Estado, así como del patrimonio particular de miles de disidentes asesinados o encarcelados, para mayor perplejidad, por policías socialistas durante la campaña 1936-1939, mientras los tesoros nacionales y privados de los españoles viajaban rumbo a los dorados exilios de Francia, Méjico o Crimea, siguiendo las directrices socialistas de Largo Caballero, Indalecio Prieto o el doctor Negrín[6]. Por tanto, propongo que la sala de varietés que supondrá la resignificación de la basílica de Cuelgamuros sea engrandecida con los restos mortales de mafiosos tan afamados como Caballero, Negrín o Indalecio Prieto y, a poder ser, todo ello bendecido por el Arzobispo de Madrid: sería el culmen de la remodelación democrática que pretende la sociedad mercantil irregular, marca PSOE. Eso sí, el esperpento más ruin que quepa imaginar.


[1] ‘El dos de Ángel Víctor Torres dimite mientras la UCO investiga sus contactos con la trama por contratos de 5 millones’, Libertad Digital, Carlos Cuesta, seis de abril de 2025.

[2] ‘Ciudadanos se movilizan en Burgos para exigir la dimisión del Presidente del Gobierno y la convocatoria de elecciones’, El Diario de Madrid, seis de abril de 2025.

[3] ‘A new far left dictatorship is coming to Europe Spain’, The American Spectator, diez de noviembre de 2023.

[4] EL Terror Rojo y la Guerra de España, SND Editores, Fuenlabrada.

[5] ‘Sánchez dispara un 400% la subvención al organizador de la ruta juvenil sobre el exilio republicano’, OK diario, siete de abril de 2025.

[6] EL Terror Rojo y la Guerra de España, SND Editores, Fuenlabrada.

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