Acerca de los desaparecidos de la Guerra Civil. Por José Piñeiro Maceiras
La conveniencia de fijar con precisión e imparcialidad los muertos de la pasada guerra civil se convierte en la actualidad en una labor necesaria y encomiable, teniendo en cuenta la artificialidad de un relato oficioso que se nos quiere imponer a toda costa y que responde, mayormente, a finalidades propagandísticas y de perpetuación política. De hecho, dicho relato agranda paradójicamente el número de víctimas cuántos más nos alejamos de 1939 o 1975, o cuántos más medios económicos disponga el erario público para gastar en operaciones de maquillaje político. Y digo lo anterior, pues desde los años sesenta el número de muertos de la contienda había quedado bastante definido merced a las investigaciones de una pléyade de militares de prestigio, como los coroneles Martínez Bande y Gárate Córdoba, los generales Salas Larrazábal, el oficial británico George Hills o mismamente los generales Díaz de Villegas y Bautista Sánchez.