Franco y los jóvenes. Por Francisco Torres
¿Cómo es posible que, con la orgía de propaganda, con los instrumentos de manipulación masiva -RTVE- al frente, sea cada vez más extensa la opinión favorable de los jóvenes con respecto a Franco?
¿Cómo es posible que, con la orgía de propaganda, con los instrumentos de manipulación masiva -RTVE- al frente, sea cada vez más extensa la opinión favorable de los jóvenes con respecto a Franco?
En España, usamos a diario el legado de Franco. Nos beneficiamos de él sin decir gracias, como si las carreteras hubiesen crecido solas, como si los trenes los hubiera traído el viento y como si los pantanos se hubieran excavado por generación espontánea. La verdad es otra: la España moderna, la que pisas, conduces y bebes, fue construida bajo su régimen. Con visión, con huevos y sin comités de expertos que no saben ni abrir una caja de herramientas.
Hoy la educación en España es una ruina. Lo dicen los informes internacionales, lo sufren los padres, lo ven los profesores y lo comprueban, con dolor, los chavales que salen del instituto sin saber ni escribir una carta. Pero hubo un tiempo, sí, ese tiempo que tanto se empeñan en pintar de gris, en que se enseñaba de verdad. Se enseñaba con orden, con esfuerzo, con disciplina. Se enseñaba para formar personas útiles, no activistas de TikTok. Ese tiempo era el franquismo.
Hoy enciendes la tele y solo ves ruido: tertulianos a sueldo berreando, debates manipulados por intereses de partido, propaganda ideológica disfrazada de “periodismo independiente” y medios que cambian de opinión según quién les pague mejor ese mes. Pero hubo un tiempo en que la información no era un circo. Un tiempo en que los medios servían al país, no a la confusión. Un tiempo en que, antes de la película en el cine, se proyectaba el NO-DO.
Movimiento por España tiene como fin la defensa y divulgación de nuestra historia frente a las tergiversaciones y falacias de las leyes de memoria histórica, por lo que comparte los fines de la Plataforma 2025.
Esto tiene que acabar en un museo aunque algunos no estén de acuerdo, no deja de ser parte de la historia de España.