Hacer un análisis detenido de toda la política económica del Régimen de Franco nos llevaría a escribir varios libros. Sin duda sería bueno hacerlo para unos economistas que en la actualidad se encuentran perdidos sin salida en una crisis que no saben resolver.
En este artículo haremos un resumen de lo que fueron los resultados de Franco y buscaremos una explicación final de cómo se pudo hacer todo aquello. Pero la primera consideración es la siguiente: el cambio social que durante el Régimen de Franco experimentó la vida de todo el pueblo español, de todos y cada uno de los españoles, fue una profunda revolución que hizo de España una nación moderna y dio a nuestro pueblo una economía avanzada. Sin alharacas, sin aspavientos, tuvo lugar, sin duda y con una diferencia abismal, la más radical transformación social y económica de la historia de España. Sin alharacas, sin aspavientos, sin grandes parafernalias propagandísticas, aquel cambio fue una Revolución: la Revolución de Franco.
El punto de partida para el Caudillo era la situación económica de la II República y de la España del final de la Guerra Civil y, no lo olvidemos, la situación económica española durante los último siglos. En España, el problema económico durante la II República y al final de la Guerra Civil, al subsumirse la economía roja por la España nacionalista, era que todavía había españoles que morían de hambre. Las estadísticas establecían que unos 300 españoles morían de hambre al año. España era un país cuya economía, desde siglos, incluía la miseria de su pueblo hasta el hambre.
Tras la Guerra Civil y hasta 1.946 en España hay españoles que se mueren de hambre. El Régimen de Franco llega a una situación en 1.947 en la que en España, por primera vez desde siglos, ya nadie muere de hambre. Sin duda, aquello habría podido conseguirse antes sin la II Guerra Mundial y el aislamiento internacional.
Un problema enorme con el que se encuentra la España de Franco es la salud y la higiene de la población donde el trabajo del Estado Nacional a través en gran medida de la Sección Femenina al finalizar la Guerra Civil será enorme. Lo cierto es que la esperanza de vida de un español durante la II República es de 50 años. En 1.950 es de 62 años. En 1.975 es de 70 años. En este mismo orden de cosas hay que señalar los datos de mortalidad infantil: en 1940 era de 125/1000. En 1.975 es de 18/1000 nacimientos.
Con respecto a la Renta per Cápita de los españoles está pasa de 131$ en 1.940 a 2088$ en 1.975. Era el 80% de la media europea. No se volverá a alcanzar ese nivel de acercamiento a los niveles europeos hasta finales del siglo XX. Y hoy España ya se aleja otra vez de Europa.
La renta del trabajo en 1.954 es del 50 %. En 1.973 es del 61%. Ello supone una distribución de la riqueza cada vez más equitativa. En 1.975 el españolito medio gastaba en alimentación el 39% de su desembolso. En 1.945 se gastaba en alimentación el 65%. Eso significa que al español medio cada vez le quedaba más dinero para cosas distintas de la subsistencia.
En el terreno de la educación el esfuerzo del Estado Nacional es significativo. El analfabetismo en 1.940 era del 29%. En 1.975 del 7%. En 1.995 del 6%. Es decir, en 20 años de democracia se pudo mejorar en un punto lo logrado por el Régimen de Franco. Pero es que la final del gobierno del Caudillo el problema estaba en la masificación de las universidades. Habíamos pasado en 35 años del hambre a unas universidades hiperpobladas por los españoles y por las españolas.
Antes de la Guerra Civil la población penitenciaria española era de 32.000 presos. En 1.975 era de 16.000. España había crecido a lo largo de esos años en 10 millones de habitantes sin embargo los presos eran la mitad. ¿Qué significan estos números? Significa que la situación económica eliminaba prácticamente la existencia de delincuencia por necesidad.
En España, el sector agrario ocupaba al 50% de la población activa durante la República. En 1.950 es el 20%. En el sector servicios y el sector industrial la población activa pasa del 18 al 40%: el Estado Nacional hace entrar a España en la modernidad.
En base a cientos de estadísticas sobre las distintas materias producidas por nuestra nación, España pasa a ser la novena potencia industrial del mundo. En el año 2014 España, con toda probabilidad, había pasado al puesto decimocuarto adelantado por varias economías de países emergentes. Hoy debe estar en puestos aún más bajos.
A título casi anecdótico, para conocer la envergadura de la labor del Estado Nacional, cabe hablar de los famosos embalses de Franco: a lo largo de la historia de España hasta 1.939 se construyen 190 grandes presas. Durante el Régimen del Caudillo se construyen 515. España bebe hoy gracias al Caudillo.
No vamos a entrar en datos apabullantes sobre kilómetros de carreteras, viviendas sociales construidas, camas hospitalarias o todo lo que fue el nacimiento de las coberturas sociales hasta la Ley de Seguridad Social de 1.963 a la que no se añadió una sola cobertura más hasta el siglo XXI. Tampoco hablaremos de la evolución española en materia de educación: escuelas, institutos, universidades laborales, universidades. Simplemente, brutal, durante el Régimen de Franco.
Pero, por supuesto, hablaremos de la emigración. En primer lugar, habremos de coincidir en que las famosas divisas de los emigrantes no le eran enviadas a Franco, ni al Estado. Se las enviaban a sus familiares. Ciertamente la mejora en el nivel de vida de esos familiares revertía en una mejora para muchos españoles. Pero esto no es lo importante. Lo importante es que la emigración no nace con Franco sino que viene de siglos y lo que sí sucede con Franco es que la emigración se termina. Hoy sabemos que muchos jóvenes españoles, los mejor formados, vuelven a ser otra vez emigrantes.
¿Cómo fue posible todo aquello? Aquello no lo hizo la mano invisible del mercado, ni la iniciativa privada que mágicamente acierta en sus decisiones económicas. Aquello lo hizo la planificación del Estado Nacional. Franco en su Diario de una Bandera, en su capítulo XX hace lo que llama unas consideraciones generales. En ellas señala algunos aspectos de la Guerra de Marruecos que los oficiales deben conocer y saber. Dice literalmente “Todas estas prácticas… los moros las señalan con las palabras españolas de saber manera y es indispensable en esta guerra que todos aprendan a saber manera.” Franco descubrió en Marruecos, en la Legión, la importancia del saber como, la importancia de la preocupación por buscar y estudiar como hacer bien las cosas, quizás antes que cualquier anglosajón hablara del “know how”, y aplicó aquella forma de examinar cada variable para dotar a España del mayor desarrollo económico de nuestra historia.
Deja una respuesta