Sacristán y sus escalofríos selectivos

Sacristán y sus escalofríos selectivos

Qué cosas, José. Uno ya no sabe si reírse o darte un aplauso por coherencia… coherencia con el panfleto de la progresía, claro. Le dan escalofríos, dice, pensar que la solución sea volver a cantar el Cara al sol. Qué discurso más original, José. Qué valiente, repetir los mantras del poder mientras el poder te aplaude. Porque, reconócelo, en este país ser «antifranquista» de salón da muchos puntos: subvenciones, medallitas, entrevistas y alfombra roja.

Cómo Franco convirtió un país arruinado en una potencia industrial: El milagro económico que nadie quiere recordar

Cómo Franco convirtió un país arruinado en una potencia industrial: El milagro económico que nadie quiere recordar

Cuando acabó la Guerra Civil, España era un solar. No un país atrasado: un país hecho trizas. Sin oro, sin industria, con campos vacíos, ciudades devastadas y una población hambrienta. Era la imagen perfecta del desastre. Y, sin embargo, treinta años después, esa misma España era la novena potencia industrial del mundo. ¿Milagro? No. Franco.

Cuando una dictadura hacía leyes mejores que cien parlamentos democráticos juntos

Cuando una dictadura hacía leyes mejores que cien parlamentos democráticos juntos

Nos han contado que todo lo que vino de Franco era oscuridad, atraso y represión. Que el franquismo fue una era siniestra donde no se hizo nada útil. Pero la realidad, se empeña en recordarnos que muchas de las leyes, instituciones y estructuras creadas durante el régimen siguen vivas. Y no porque nadie las quiera conservar, sino porque funcionan. Porque fueron bien hechas. Y porque los gobiernos posteriores, a pesar de su obsesión por borrar el pasado, no han tenido capacidad ni talento para mejorarlas.

Cuando emigrar no era una condena, sino una oportunidad planeada desde el Estado

Cuando emigrar no era una condena, sino una oportunidad planeada desde el Estado

Antes de que la palabra “despoblación” se convirtiera en una muletilla electoral para políticos sin ideas, el franquismo ya había entendido que había que mover a la población para que el país progresara. Pero no a lo loco, como ahora, sino con cabeza. Con planificación. Con dirección. Hablamos del gran éxodo rural que transformó la España del arado en una nación de obreros industriales, sin dejar tirado al que se subía al tren.

Cuando las Fuerzas Armadas eran columna vertebral, no pegatinas en un desfile

Cuando las Fuerzas Armadas eran columna vertebral, no pegatinas en un desfile

Hoy el Ejército es una institución olvidada, decorativa, a la que solo se recurre para poner sacos en una riada o cargar bolsas en una pandemia, mientras se le ningunea desde los despachos y se le insulta desde las tribunas. Pero hubo un tiempo, y no tan lejano, en que las Fuerzas Armadas eran la columna vertebral del Estado, la reserva moral de la patria, el escudo de la unidad nacional. Ese tiempo fue el del franquismo. Y ahí, como en tantas otras cosas, Franco no se andaba con tonterías.