El artículo de RTVE y la obsesión progre por dictar la Historia
Que RTVE, ese bastión de lo políticamente correcto pagado con dinero de todos, se escandalice porque unos chavales vean en el franquismo algo más que la caricatura del mal absoluto, ya no sorprende. El artículo del 12 de abril no es más que otro sermón de los de siempre: Franco malo, juventud manipulable, redes sociales peligrosas. La cantinela habitual de quienes no soportan que el relato único empiece a resquebrajarse.
¿Que hay jóvenes que se sienten atraídos por el franquismo? ¡Claro que sí! Porque muchos de ellos, hartos de la decadencia moral, de la inseguridad en las calles, del cachondeo institucional, de la corrupción a espuertas y del politiqueo de salón, miran atrás y ven orden, autoridad y una España con pulso. ¿Idealizan? Puede. ¿Acaso no lo hace la izquierda con la Segunda República, ignorando su violencia, sus checas y su caos absoluto?
RTVE habla de “ignorancia” histórica. ¿De verdad? ¿Y quién ha impuesto durante 40 años el relato único en escuelas, medios y universidades? ¿Quién ha convertido a Franco en un Voldemort con medalla, sin posibilidad de matices, análisis ni contexto? Es lógico que cuando un discurso se impone a martillazos, tarde o temprano surjan voces que lo cuestionen. Y eso está ocurriendo.
La juventud no es tonta. Intuyen que algo no cuadra. Que tal vez no todo fue represión y silencio. Que hubo orden, crecimiento económico, vivienda digna, natalidad, orgullo nacional. Que sus abuelos vivieron más seguros que ellos, que no todo fue oscuridad. Pero claro, para RTVE eso es “blanquear la dictadura”. No, señores: es cuestionar el dogma. Es ejercer pensamiento crítico, el que tanto pregonan cuando les conviene.
Y lo más gracioso es que el artículo denuncia “la moda indie del franquismo” mientras convierte cualquier crítica al régimen actual en delito de odio o apología del mal. Se les escapa que, precisamente por ese puritanismo censor, los chavales ven en Franco el símbolo último de la incorrección, del desafío, de la rebeldía frente a un sistema que les desprecia. Y eso, en un mundo de memes y postureo, es oro.
El problema no es que los jóvenes simpaticen con el franquismo. El problema es que los progres no soportan no tener el monopolio del relato. Y cuando la Historia se convierte en campo de batalla ideológico, la memoria deja de ser un ejercicio democrático para convertirse en un arma. Y RTVE es el ariete del régimen actual. Sí, régimen, porque aquí solo se puede pensar lo que mandan.
Pues lo sentimos, o mejor no, pero muchos han despertado. Franco no fue el demonio con bigote. Fue un jefe de Estado durante 40 años, con muchas luces y muy pocas sombras. Y que las nuevas generaciones empiecen a decirlo en voz alta es un síntoma de salud mental nacional. Por eso tiemblan. Porque la Historia no se puede encerrar para siempre. Y el mito se les escapa de las manos.