Los medios de comunicación, hasta el Parlamento con el PP en primera fila, han resuelto condenar el Alzamiento cívico militar del 18 de Julio como un simple Golpe de Estado fascista contra la legalidad de la II República. Demostraremos que el Alzamiento del 18 de Julio no pudo ser, simplemente, un Golpe de Estado y tuvo que ser un Alzamiento Cívico militar, que dicho Alzamiento estaba plenamente justificado y, desde luego, no nos disculparemos por el componente fascista que, sin duda, llegó a adquirir.
Hay que señalar, en primer lugar, que la II República se instaura de forma ilegal. Unas simples elecciones municipales, que ganan fuerzas republicanas en varias ciudades pero que pierden en todo el territorio nacional, derrocan la Monarquía. La historia no es tan simple como una alegre algarada popular ante la que el Rey decide abandonar España. Un Comité autodenominado Gobierno Provisional de la República presidido por Alcalá Zamora señala un plazo para la salida de Alfonso XIII transcurrido el cual no asegura la vida del monarca. El Rey no abdica. Se exilia. No hay, por lo tanto, legalidad alguna en la llegada de la República.
Pero no nos perdamos aquí. El propio José Antonio, por ejemplo, reconocerá reiteradamente la validez de los procesos revolucionarios como legitimarios, por encima de legalidad alguna, de una nueva realidad política. Lo que si debe quedar claro es que la II República no puede dar lecciones de legalidad a nadie. Ni al Dictador Primo de Rivera, como fue su empeño, ni a Franco como es hoy el empeño de sus herederos ideológicos.
Lo que ilegitima de raíz la II República es el ejercicio del poder que la izquierda lleva a cabo cada vez que alcanza el Gobierno y las acciones que esta misma izquierda ejecuta en la oposición. Señalamos brevemente: instaurada la República en Abril del 31, en Mayo se producen las primeras acciones de un laicismo violento ante la pasividad gubernativa con las conocidas quemas de conventos, monasterios e Iglesias Católicas. La violencia política izquierdista, en realidad terrorismo de izquierda, fue constante durante toda la República. A título de ejemplo, José Antonio hablará en el Parlamento el 1 de Febrero de 1.934 de ya 4 falangistas asesinados sin represalia alguna. El 9 de Febrero caería asesinado Matías Montero. Y eso partiendo de que la Falange, en aquel momento, no era el mayor de los objetivos izquierdista. Cuando la izquierda no gobierna la violencia política es brutal. Baste señalar la Revolución de Octubre de 1.934: además de los muertos en combate, cerca de 1.000, el PSOE asesinó a 100 españoles inocentes de entre los cuales 33 eran religiosos.
Estos son los antecedentes de lo que vivió España durante la II República. No obstante, la justificación directa del Alzamiento descansa en cuantos hechos transcurrieron entre las Elecciones del 16 de Febrero de 1.936 y el 18 de Julio. Las elecciones de 1936 fueron un fraude completo en las que el Frente Popular alcanza la mayoría absoluta pasando por encima de toda legalidad. Así lo señalará el propio Alcalá Zamora, Presidente de la República en aquella coyuntura, que indicará como primero el FP tomó la calle, como la presión hace que varios Gobernadores Civiles dimitan en el día o al día siguiente de las elecciones y como así se pudo falsificar la documentación electoral en varias provincias. El Presidente del Gobierno dimite, ante la situación, el 19 de Febrero y el FP, con Manuel Azaña a la cabeza, toma el Gobierno y efectúa desde el poder un pucherazo brutal. Posteriormente la denominada Comisión de Actas, integrada por PNV y FP, abundará en el pucherazo y revisará los resultados en provincias enteras para dar los escaños de la derecha al FP. Después se producirá la destitución ilegal del Presidente de la República, cargo que ocupará Azaña. Nunca se han publicado los resultados oficiales de aquellas elecciones.
Con todo, la situación de hecho así planteada se asume por las fuerzas opuestas al Frente Popular. Y entonces se abre en España lo que se llamó la primavera trágica. Otra vez una masiva violencia política desde la izquierda contra todo lo que no era izquierda. Las pocas víctimas izquierdistas lo serán de la policía cuando esta actúa, normalmente será pasiva ante la izquierda, frente a disturbios violentos izquierdistas y de algunas, muy pocas, represalias falangistas y derechistas. Hubo, en ese periodo, cerca de 300 muertos. Así lo señalará Gil Robles en el Parlamento y hasta 1.300 heridos o mutilados. Todo ello sin hablar de multitud de incidentes violentos de todo tipo generados por el PSOE o la CNT. El 14 de Marzo de 1.936 toda la Falange es encarcelada.
Y llegamos al final. El 14 de abril de 1.936 el Guardia Civil Anastasio de los Reyes es asesinado por la izquierda. Durante su entierro tropas al mando del Teniente Castillo, instructor de las milicias del PSOE, causarán la muerte de cinco de los asistentes al cortejo fúnebre, entre ellos un primo carnal de José Antonio. Concretamente el Teniente Castillo disparará contra el estudiante tradicionalista Luis Llaguno Acha. Hubo además 30 heridos fruto de la represión policial. El 12 de Julio el Teniente Castillo paga su cuenta y muere víctima de un atentado. El 13 de Julio de 1.936 matones del PSOE junto a miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado deciden vengar el asesinato del Teniente José Castillo. Calvo Sotelo será asesinado y su cuerpo se abandonará en el Cementerio del Este. Gil Robles se salva porque no está en su casa.
Para entender la enormidad de aquella situación imaginemos que hoy hubiera una Coalición izquierdista en el Gobierno con una fuerte presencia del PSOE tras un evidente pucherazo electoral, que toda la Falange y demás grupos patriotas están en prisión, que hay censura de prensa, que uno de los líderes de la oposición es asesinado y otro se salva porque ya no duerme en su casa por seguridad y que en los inmediatos cuatro meses anteriores los disturbios generados por el PSOE y grupos de indignados son constantes, han muerto 300 españoles víctimas en su absoluta mayoría de la violencia política del PSOE y grupos de extrema izquierda y 1.300 españoles han sido heridos o mutilados. Todo ello con una pasividad gubernativa casi absoluta. El Alzamiento cívico militar, y digo cívico por cuanto fue apoyado por la CEDA, más de 4 millones de votos, por la Falange y los tradicionalistas, estaba plenamente justificado.
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