Frente al PSOE, Franco es libertad

El PSOE lleva años utilizando la palabra “libertad” como un disfraz. La pronuncian con solemnidad mientras aprietan el puño del poder sobre quienes no comulgan con su relato único. Hablan de reconciliación mientras desentierran el odio. Hablan de democracia mientras silencian a millones de españoles que piensan distinto. Y ahora, con su última cruzada contra la historia, ya no esconden su intención: quieren convertirnos en perseguidos políticos. En presos ideológicos. En ciudadanos de segunda.

Frente a esa represión disfrazada de progreso, Franco representa algo que les duele profundamente: el orden, la autoridad, la unidad nacional… y, por paradójico que parezca a los oídos de la propaganda oficial, también la libertad. Porque la libertad no es permitir que cada uno diga lo que quiera cuando conviene al poder. Es permitir que incluso aquellos que incomodan puedan defender sus ideas. Y hoy, en España, reivindicar a Franco se ha convertido en un acto de valentía, en una forma de resistencia frente al pensamiento único.

La izquierda no quiere una sociedad reconciliada. Quiere una sociedad vencida. Su modelo de memoria es selectivo: castiga a un solo bando, resucita rencores y reescribe la historia para que el presente se ajuste a sus intereses. Pero frente a esa manipulación constante, Franco sigue ahí. En el recuerdo de quienes vivieron décadas de paz y crecimiento. En la cruz del Valle. En la memoria que no han logrado borrar. En la verdad que aún muchos no se atreven a decir en voz alta.

Y esa es la libertad que más temen: la de los que no se arrodillan.

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